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Perdidos en la Traducción

junio 19, 2012

Por: Lindsay Tatum


Lindsay ha completado su primer año de estudio en la Escuela de Derecho de la Universidad de Georgia, y es una de las tres estudiantes participantes en el piloto de 2012 del Programa de Corresponsales InteRDom. Está participando en el Programa de Estudiantes Graduados y del Año Sabático de 10 semanas. Puedes leer más sobre ella, su interés en el programa de Corresponsales y sus metas profesionales aquí.

 

El domingo recién pasado, mis compañeros de viaje dominicano, J & A y yo estábamos tratando de encontrar un buen lugar para comer donde sirvieran comida típicamente dominicana. En ese momento, no nos dimos cuenta de que en la isla los dominicanos llaman a su comida «comida criolla«. Los dominicanos creen que «la comida dominicana» se refiere a la comida que se sirve en cualquier restaurante aquí en la República Dominicana! Así que toda la tarde estuvimos caminando bajo el sol caliente de la República Dominicana pidiendo información a todos los que encontrábamos sobre dónde podíamos encontrar un buen lugar para comer comida dominicana. Las respuestas que nos daban eran: «McDonalds está calle abajo», y «¿Qué tal Wendy’s que está por allí?»

(Ahora, yo no sé ustedes, pero cuando estoy en otro país la última cosa que quiero comer es la «poco sofisticada (Down Home)» comida americana! Gracias! Pero NO GRACIAS! Tengo mucha de esa comida a mi alrededor en mi país para que me dure toda la vida!)

De cualquier manera, nos pasamos todo el tiempo tratando de encontrar alguna comida criolla que por ignorancia llamábamos «comida dominicana». (Qué vergüenza… por nuestra americanidad!) Finalmente, hablamos con uno de los choferes del programa que está patrocinando nuestras pasantías aquí y le preguntamos si él podía llevarnos a un lugar donde sirvieran auténtica comida dominicana. Su español era muy rápido y lo hablaba con un fuerte acento dominicano. Pensábamos que estábamos entendiendo los tipos de restaurantes que nos estaba sugiriendo, por lo que cuando nos hacía una pregunta nosotros le respondíamos… «¡Perfecto! ¡Suena bien!» (Nuestro orgullo no nos permitía admitir que estábamos perdiendo una parte importante de la conversación!)

El chofer viraba bruscamente de un carril al otro por todo el centro de la ciudad y se detuvo delante de un gran edificio en el centro. Nos preguntó si el lugar estaba bien, y con confianza todos le respondimos… «¡Claro! Va a ser genial!» Nos bajamos del coche y nos dijo que lo llamáramos cuando hubiésemos terminado… Fue entonces cuando nos dimos cuenta que ninguno de nosotros tenía teléfono celular! (Teníamos planes con InteRDom para comprarlos y activarlos al día siguiente, pero aún no los habíamos recibido.) Trató de darnos su número de teléfono, pero ninguno de nosotros tenía nada con qué escribir! Finalmente, conseguimos su tarjeta y número de teléfono, y al bajarnos y darnos la vuelta nos dimos cuenta que… nos había dejado en….

EL SUPERMERCADO!!!

Oh… la ironía.

Aunque al final encontramos algo qué comer… no hace falta decir… que tuvimos una gran aventura!

 

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