Cuando planeo un viaje de fin de semana para desaparecerme de todas las locuras de donde vivo, planeo cuidadosamente por donde me voy a quedar, donde voy ha ir, y cuando voy. Esta vez, no hice nada de eso. Krysta (otra pasante del programa) pensó en una gran idea para escapar la ciudad y ir a 27 charcos por el fin de semana. Yo no sabía que ibamos hacer ya que Krysta había planificado todo en detalle. Lo siquiente que supe, llegamos a Cabarete en el norte de la isla.
Cuando llegamos a Cabarate, inmediatamente note los turístas europeos. Siempre he pensado que era raro que hay tantos europeos que trabajan y vienen a la RD como turístas. Esto incluye a italianos, francéses, brítanicos y españoles. Antes de llegar a el país, no esperaba cuantos europeos vienen aquí.
Llegamos al hostel, cual tenía un ambiente de cabina, y los trabajadores eran muy amigables. En el hostel nos encontramos con gente de todo el mundo que estaban disfrutando las frutas de la RD.
Ese mismo día fuimos a la playa y nos quedamos ahí toda la tarde, y los tres de nosotros nos relajamos y disfrutamos el sol, el océano y la vista panorámica de la playa Cabarete. La próxima mañana nos levantamos temprano para viajar a los 27 charcos, que nos tomo como hora y media.
En los charcos, nosotros caminamos como treinta minutos a la vigésima, cuando Alex (otra pasante) y yo brincamos de un acantilado al agua. El miedo no era tan facíl de olvidar. Los guías nos estaban empujandonos para brincar, diciendonos que no había nada que tenerle miedo y estaba seguro para brincar. Alex brinco primero, y yo despues. El sensación despues de brincar tan alto era estimutable. Los otros charcos eran mas pequeños, pero también divertidos. Era bueno tener el primer charco para hacernos mas facíl los menos miedosos.
El viaje para Santo Domingo era mas aburrido. Solamente estaba pensando en quedarme en Cabarete en la playa y disfrutando los charcos. Supongo que la próxima vez no voy a planificar mi viaje de fin de semana.
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